Editor’s note: You may have seen our story yesterday on OpenData Latinoamérica, a new data-sharing platform launched recently by a group of Latin American journalists. So that it might be read more by journalists and others who might want to use the platform, here’s a translation of the article into Spanish. The translation is done by our dear friend and Nieman Fellow, the Chilean radio journalist Paula Molina.
“Hay un dicho aquí que se relaciona con nuestro trabajo y que no implica que sea ilegal: es mejor pedir disculpas que pedir permiso“, dice Miguel Paz desde Chile.
Paz es un veterano en el negocio de las noticias digitales. Y el dicho tiene que ver con su postura ante la búsqueda de datos públicos gubernamentales que podría tomar mucho tiempo obtener de otra forma. Paz también es becario de la Fundación Knight para el Periodismo, fundador de Hacks/Hackers Chile, y reciente ganador del Knight News Challenge. Hace pocos años fundó Poderopedia, una base de datos de políticos chilenos y sus conexiones a organizaciones políticas, gobierno y empresas.
Pero liberar, organizar y publicar datos en Chile no es suficiente para Paz y por eso su próximo proyecto — en colaboración con Mariano Blejman de la red argentina Argentina’s Hacks/Hackers — está dirigido a liberar datos en toda América Latina a través del proyecto OpenData Latinoamérica. Paz y Blejman esperan armar una red centralizada donde almacenar y compartir los datos públicos de toda la región.
La conexión a través de Hacks/Hackers es clave para el desarrollo de OpenData Latinoamérica. La red estará disponible para resolución de problemas y entrenamiento mientras el proyecto despega y hackers y medios aprenden tanto a subir datos como a usarlos.
Otro socio clave para convertir OpenData Latinoamérica en una realidad es su conexión con el programa de Desarrollo Global del Banco Mundial World Bank Institute’s Global Media Development dirigido por Craig Hammer. Hammer cree que la era de los datos está revolucionando a los gobiernos, a las organizaciones no gubernamentales y los procesos de toma de decisiones.
“La pregunta para nosotros es ¿Qué vamos a hacer con los datos? ¿Datos para qué? Construir un puente entre los datos disponibles y su traducción en mejoras para la calidad de la vida de las personas es un proceso que necesita tiempo y dedicación. En eso se focaliza nuestro trabajo programático”, dice Hammer.
Bajo la dirección de Hammer, el Banco Mundial colaboró en la organización y financiamiento de Africa Open Data, un proyecto similar a OpenData Latinoamérica lanzado por otro becario de la fundación Knight, Justin Arenstein. “Las mismas políticas de acceso a la información del Banco Mundial permiten hacer públicos sus datos y en ese proceso, la institución provee un soporte para que los países de la región también publiquen sus datos” dice Hammer.
Africa Open Data se encuentra todavía en etapa beta, pero está reuniendo información, hackers y periodistas en proyectos de entrenamiento que ya han generado cambios en el periodismo. En un posteo acerca de la importancia de equipar al público para navegar en una nueva era de acceso a los datos. Hammer cuenta la historia de Irene Choge, periodista de Kenia que asistió a una sesión de entrenamiento del Banco Mundial en conjunto con Africa Open Data.
Choge…examinó los niveles de gasto público en infraestructura educacional, específicamente, en baños para escuelas primarias…El financiamiento para los baños había desaparecido, generando un aumento en la defecación al aire libre (en los mismos espacios donde los niños jugaban y comían), lo que a su vez había aumentando los riesgos de contraer cólera, giardiasis, hepatitis y rotavirus, y se traducía en menores niveles de asistencia escolar, especialmente para las niñas, que no contaban con instalaciones durante sus ciclos menstruales. Como resultado, el rendimiento en los exámenes escolares era bajo…A través del análisis que hizo Choge y la historia que escribió, los datos se convirtieron en inteligencia par a la acción. Como resultado, el gobierno está actuando: se dispusieron recursos ministeriales tanto para corregir la deficiencia de baños en las escuelas primarias más afectadas, como para identificar la fuente de la restricción en la asignación de fondos que constituía la raíz del problema.
Hammer describe Africa Open Data como una prueba de stress útil para OpenData Latinoamérica, pero Miguel Paz dice que la base de datos para la región fue también un paso natural frente a la serie de frustraciones que él y Blejman encontraron en su trabajo.
“Usualmente, el problema es que todo marcha bien antes y durante la hackathon” dice Paz. “Pero luego, ¿quiénes van a trabajar en los proyectos? ¿cuál es el status del proyecto? ¿cómo podemos seguirlo? ¿cómo pueden incorporarse otras personas?” La solución terminó siendo Hackdash, una creación de Blejman, y que constituye una interface que ayuda a los hackers a mantenerse al tanto de las respuestas para esas preguntas y por lo tanto, a reforzar el legado de varios proyectos.
Pensar en formas de organización y comunicación para los hackers a través de América Latina no es algo nuevo para Paz y Blejman. “En una hackathon nosotros hacíamos algo y otra persona, sin saber nada del proyecto, hacía otro aporte. Así que cuando vimos la plataforma de Open Data Africa pensamos que OpenData Latinoamérica era una gran idea”, dice.
Blejman dice que los aportes del Banco Mundial han sido claves para la fundación de OpenData Latinoamérica, especialmente para la organización de los “training bootcamps”. Hammer dice que él ve al Banco en el rol de construir un puente entre los hackers y los medios. “Más que una plataforma”, dice Miguel Paz, “es una institución que por sí misma ayuda a conectar fuentes de información gubernamentales y ayuda en la transformación de esos datos en conocimiento y conocimiento dirigido a la acción”.
Dar a las personas las herramientas para comprender el poder de los datos es un principio importante de la filosofía de datos abiertos de Hammer, quien cree que la alfabetización en el manejo de datos es el próximo paso en el escenario creado por las grandes cantidades de datos públicos (Big Data). Hammer considera que este proceso de alfabetización es más inmediatamente importante para sectores específicos y estratégicos como el periodismo, los medios, los hackers cívicos y la sociedad civil”. Uno de los objetivos de Hammer es conseguir que instituciones como los periódicos, en vez de confiar en intereses individuales, adopten la importancia de comprender el manejo de datos.
“No me refiero a que todo el planeta aprenda a visualizar datos”, afirma, “lo que digo es que debería ser posible que estas habilidades las adquiriera cualquier persona interesada en ellas. Si pensamos en el acceso y manejo de datos públicos como el elemento democratizador real — como democratización sustantiva de la información — entonces los datos tienen que ser digeribles, accesibles y consumibles por cualquiera que quiera acceder a ellos”.
Aumentar el interés del público por acceder a mayor cantidad de datos es lo que Hammer describe como estimular la demanda de datos. Para Hammer, es magnífico que los gobiernos estén dispuestos a transparentar los datos públicos, pero para que esos datos sean útiles, las personas tienen que comprender y utilizar el poder de los datos.
“Lo que es interesante en OpenData Latinoamérica es que es una iniciativa que afecta el lado de la demanda, donde el público está liberando datos, recolectándolos, limpiándolos. OpenData no opera sólo en la esfera gubernamental. Es algo que también pueden hacer otras entidades que operan en el ámbito de lo público”.
Como un ejemplo, en Argentina, donde el gobierno llegó tarde a la lógica de los datos abiertos, Blejman dice que vio cómo se desarrollaba una poderosa demanda por información pública entre los hackers y periodistas que lo rodeaban. “Cuando vieron lo que estaba pasando en otros países vecinos y las posibilidades que abría el acceso a los datos públicos, los argentinos pidieron lo mismo y el gobierno comenzó a entregar parte de sus datos”.
“Tenemos que pensar en los datos abiertos como un servicio, porque no importan cuánto trabajen las ONG: las personas no se van a preocupar de los datos per se” dice Paz. “Las personas se preocupan de los datos porque afectan su vida, para bien o para mal”.
Otra ventaja con la que contaron Blejman y Paz cuando decidieron inciar OpenData Latinoamérica fue la existencia de Junar, software chileno creado por Javier Pajaro, quien era un analista frustrado cuando decidió dedicarse a las plataformas de datos abiertos y ayudar a otros a hacer lo mismo. Según Blejman, mientras Africa Open Data optó por CKAN, el uso en OpenData Latinoamérica de una compañía local en español que ya era familiar para los integrantes de la red Hacks/Hackers ha fortalecido el proyecto, haciendo más fácil resolver los problemas cuando estos se presentan. También afirma que la habilidad de Junar para dar a las organizaciones involucradas mayor control sobre la plataforma se adapta muy bien con la visión de trabajo abierto y colaborativo que ellos visualizan para una futura operación diaria de la base de datos.
Paz y Blejman tienen altas expectativas para el crecimiento de OpenData Latinoamérica y las historias que surgirán del proyecto. “Lo que esperamos es que la gente empiece a usar los datos, a entusiasmar a los periódicos para que se organicen en torno a los temas de datos y tener un puerto central a partir del cual puedan consumir los datos que deseen”, dice Blejman.
Ambos esperan algún día reunir datos de cada país en Latinoamérica, pero reconocen que algunos serán más difíciles de alcanzar que otros. “En general, en los gobiernos federales es difícil estandarizar los datos. Así que en países como Argentina, que es un estado federado con distintas autoridades en distintos niveles, es más difícil estandarizar que en una república donde hay un estado”, dice Paz. “Sin embargo, en Chile, tenemos gran cantidad de datos, un gobierno abierto y transparencia, pero no tenemos gran periodismo de datos”. (Chile es una república.)
En el futuro, también les gustaría ofrecer una manera segura de permitir que fuentes anónimas contribuyan con datos para el sitio. Paz dice que en su experiencia como editor, 20–25 por ciento de los golpes noticiosos provienen de fuentes anónimas. Pero a pesar de desarrollos como el reciente Strongbox de la revista The New Yorker’s, OpenData Latinoamérica todavía está trabajando en un método seguro que no requiera descargar Tor, y que sea más seguro que el email. Blejman agrega que, por ahora, tienen un control mínimo sobre la calidad y la precisión de la datos original con la que están trabajando: “En última instancia, no podemos controlar las fuentes originales, y estamos confiando en las organizaciones”.
Pero sobre todas las cosas, lo que motiva a Paz es anticipar las historias que podrán contar. Paz planea usar documentos sobre compras públicas del Gobierno de Chile para construir una aplicación que permita a los ciudadanos hacer un seguimiento del gasto público, y de las compañías que beneficia.
Otra historia en desarrollo ejemplifica en qué medida Paz tomó al pie de la letra los consejos de Craig Hammer en la construcción de una demanda de datos. En Chile, hay una significativa indignación estudiantil ante los crecientes costos de la educación y continuas protestas en favor de una educación gratuita. En respuesta, Paz decidió aprovechar esa energía y frustración en una #scrapaton que se realizará el 29 de junio en Santiago. Se focalizarán en conseguir datos de los dueños de las universidades, las compañías que tienen contratos con las universidades y los dueños de colegios privados y subsidiados.
“Hay una broma que dice que si dejas a cinco gringos — y no digo gringo en una manera despectiva-, si dejas a cinco estadounidenses en una sala, probablemente van a inventar un cohete”, dice Paz. “Si dejas a cinco chilenos en una sala, lo más probable es que se peleen entre ellos. Así que no sólo estamos construyendo herramientas, también estamos construyendo formas de trabajar juntos y de mejorar la confianza entre las personas”. Blejman agrega que espera que la reciente publicación de una versión en español del Open Data Handbook (El manual de Open Data) facilitará aún más la colaboración entre los hackers Latinoamericanos.
Con un proyecto de este tamaño y alcance, también hay un diseño ambicioso en torno a las métricas. Paz espera seguir cuántos proyectos se originan a partir de los datos de OpenData Latinoamérica. Craig Hammer quiere cuantificar el bien común que genera el acceso a los datos, un proyecto que ya está en camino a través de la Fundación World Wide Web (World Wide Web Foundation’s) en colaboración con Open Data for Development Camp.
“Si existe un lazo evidente, reconocible entre los datos abiertos y un aumento en el bienestar común, entonces creo que podría existir un momento catalizador para el manejo de datos abiertos, que permitiría un reconocimiento más amplio de por qué es importante y por qué vale la pena invertir en ellos, y se podría generar un aumento explosivo en la difusión de la alfabetización en el manejo de datos”.
Hammer quiere que la gente haga propios los datos y se dé cuenta de que pueden ayudar en la toma de decisiones en distintos niveles, incluso individual o familiar. Una vez que esas ventajas sean claras para la mayoría, la demanda aumentará y todo tipo de organizaciones se sentirá presionada a compartir su información”.
“Hay una sensación visceral de que los datos son importantes y eso es bueno. Hay un reconocimiento de que abrir la información y hacer accesible los datos es un bien público en sí mismo. Pero eso no es todo, ¿no?”, dice Hammer: “eso no es el fin de un proceso, sino su inicio”.
Foto de estudiantes marchando en la ciudad de Santiago entre gases lacrimógenos mientras la policía dispara cañones de agua, 8 de agosto, 2012. AP/Luis Hidalgo