Francia le gana a Reino Unido, que le gana a EE.UU.… al menos cuando se trata de no compartir noticias basura, de acuerdo con un memorando del Project on Computational Propaganda del Instituto de Internet de la Universidad de Oxford. Los investigadores midieron la “actividad de bots y noticias chatarra” en Twitter en la última semana de campaña antes de las elecciones generales del Reino Unido (del 27 de mayo al 2 de junio) y descubrieron que las noticias chatarra (definidas como “noticias falsas o engañosas sobre política, economía o cultura”) constituían el 11,4% del contenido compartido…
… en comparación con el 12,6% durante el primer período de muestreo en Reino Unido, del 12,5% en Alemania, y del 5,1% y 7,6% respectivamente en las dos rondas electorales de Francia. También descubrimos que los usuarios del Reino Unido no estaban compartiendo tantas noticias chatarra en sus conversaciones políticas como los usuarios de EE.UU. en la víspera de las elecciones de 2016, donde el nivel de noticias basura compartidas fue significativamente mayor. En los días que precedieron a las elecciones de Estados Unidos, hicimos un estudio detallado sobre el consumo de noticias chatarra entre los votantes de Michigan [puedes leer más aquí], y nos encontramos con que los usuarios estaban compartiendo tantas noticias chatarra como noticias profesionales en un entorno del 33% de cada uno de estos contenidos.
Las diferencias sustanciales entre las cualidades de las conversaciones políticas son evidentes. En la muestra estadounidense, el 33,5% de los enlaces relevantes que se compartían conducía a noticias profesionales. En Alemania, esta cifra era del 55,3%, y en Francia se situaba entre el 49,4% y el 57% en ambas rondas electorales. Del mismo modo, en el actual estudio realizado en el Reino Unido, mostramos que el 53,6% de los enlaces relevantes que se compartían conducían a noticias profesionales.
¿Quizás estos países europeos están aprendiendo de los errores de los estadounidenses? Para peor, el estudio también mostró que “las personas que discuten sobre política en las redes sociales de los países europeos tienden a compartir más fuentes de información de alta calidad que los usuarios de EE.UU”.
“Los contextos sociales pueden dificultar el fact-checking”. Siempre hay malas noticias sobre la verificación de hechos. Tom Jacobs, del Pacific Standard, revisó una investigación de Princeton titulada “La percepción de la presencia social reduce el fact-checking.” Dice la investigación:
Ocho experimentos sugieren que las personas son menos propensas a verificar declaraciones cuando perciben la presencia de otros, incluso sin interacción social directa o retroalimentación. La noción de presencia social percibida se basa en la literatura sobre la Teoría del Impacto Social y facilitación social, que ha examinado la influencia de terceros no interactivos –cuya “mera presencia” puede ser real, implícita o imaginada– en el comportamiento individual.
¿Por qué ocurre esto? No parece ser una “dispersión de responsabilidad” u “ocio social”. Es decir, todo el mundo está esperando a que alguien denuncie: en un experimento, la gente tuvo que pagar por cada declaración no chequeada, y “de todas formas estaban menos dispuestos a chequear estando dentro de un grupo que estando solos”. Los investigadores tampoco encontraron “un efecto consistente de la presencia social en las declaraciones identificadas como reales”. Pero:
Nuestros datos proporcionan evidencia de una tercera vía –vigilancia reducida–, y sugieren que los contextos sociales pueden impedir la comprobación de hechos, al menos en parte, y pueden implicar además bajar la guardia de una manera casi instintiva. Estos contextos pueden adoptar la forma de plataformas que son intrínsecamente sociales (por ejemplo, Facebook) o pueden ser guiadas por características de entornos online tales como los “me gusta” o “compartidos” que recibe un mensaje.
De los confines oscuros de internet a FoxNews.com. Neil MacFarquhar y Andrew Rossback del New York Times rastrearon cómo una falsa historia sobre un ataque ruso a un buque estadounidense se propagó desde un “artículo de opinión ruso, aparentemente satírico”, a FoxNews.com. La pieza falsa original fue escrita en 2014 y viajó a Facebook, la televisión rusa, los tabloides británicos The Sun y The Daily Star, y
This article was translated by IJNet.